viernes, 11 de julio de 2014

Otra oposición más a comisario

Cuentan que hace años se presentaron a la misma oposición el ex alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván y Manuel Fraga Iribarne .Tierno obtuvo el número uno y Fraga el número dos. A éste no pareció sentarle bien ser el segundo y volvió a presentarse al año siguiente consiguiendo el ansiado número uno. Acaban de finalizar las pruebas del concurso de oposición de ascenso a comisario en el CNP. Y por segundo año consecutivo me eliminan en la entrevista personal. No he podido , por tanto, llegar a leer mi examen. En casi 33 años en el Cuerpo carezco de anotaciones desfavorables, casi siempre he estado en servicios operativos y, salvó los últimos cinco años, en la batallona que le llaman mis amigos. Entré en el Cuerpo en la escala básica con un ajustado graduado escolar, luego a base de esfuerzo hice en la UNED Derecho, Ciencias Políticas y Psicología (salvo 9 asignaturas), me queda el trabajo fin de grado en criminología, soy experto universitario en derecho ambiental, he hecho dos master uno en la UNED y otro en la Universidad de Alcalá de Henares y decenas de cursos profesionales. He aprobado cinco oposiciones, todas las del CNP hasta Inspector Jefe a la primera y con buenos números. Creo que nunca he cogido una baja salvo en un par de operaciones y un esguince. Voy al tiro cada 3 meses (aunque parezca increíble). En fin, no parecen haber sido méritos suficientes a los ojos del tribunal para, al menos, dejarme leer el examen. Que se le va a hacer. Suerte que no se pueden hacer comparaciones y menos públicamente.
 
 
 
 Sólo un sindicato, hasta el momento, ha publicado un escrito poniendo de manifiesto las sospechas sobre "las circunstancias" que rodean esta oposición. Comprendo que es difícil probar nada. Los exámenes cada vez más subjetivos y generales (el modelo policial español, análisis situacional en El Sahel) conducen a una apreciación libre. El personal se resigna, abandona, se conforma y comenta "esto es lo que hay". Pues no. Yo asistí, una vez eliminado, a las lecturas, como publico, los días 7 y 9 y como se que circula por ahí todo tipo de rumorologia voy a contar lo que ocurrió. El primer día a regañadientes, es decir, después de enfrentarme con el presidente del tribunal, me permitieron mantener el iPad pero me retiraron el teléfono móvil con la excusa de que no está permitido ningún medio electrónico en la sala por decisión, no pública, del tribunal. Me devolvían el teléfono en cada receso cuidando que estuviera apagado. El segundo día nueva bronca con el iPad. Me obligaron a mantenerlo apagado y, después del primer receso, se acercó el secretario pretendiendo que le mostrara si estaba o no apagado a lo que me negué categóricamente. El presidente me comunicó que si no se lo mostraba me expulsaba de la sala y como no permití que lo inspeccionarán me expulsaron. De manera que, como les advertí, a continuación me dirigí al juzgado de guardia y denuncie los hechos. En el curso de las exposiciones observe diversas circunstancias que, como se dice ahora, me llamaron poderosamente la atención, pero que no puedo contar aquí, si bien abundan en lo ya conocido. Tengo que decir también que le he propuesto a mi sindicato que se persone en las actuaciones y se han negado. Ellos verán. En fin, todo muy triste. Hablé con uno de los opositores, jefe de una comisaría local, se había presentado ocho veces. Ya me gustaría que ocurriera ahora lo mismo que pasaba en pleno franquismo y que denota la anécdota que tuvo como protagonistas a Tierno y Fraga. ¡Si ellos levantarán la cabeza!.

martes, 24 de junio de 2014

El tamaño de un grupo contra el crimen organizado

¿Puede un grupo policial compuesto por 3 o 4 personas  realizar investigaciones contra el crimen organizado de una manera óptima?. Es decir, ¿puede afrontar investigaciones con unas razonables expectativas de éxito, realizar las tareas sin mermar los derechos de sus componentes, ser capaz de producir la rotación necesaria en las investigaciones para permitir la motivación de sus miembros y originar las sinergías de las que se supone se aprovechan los grupos de trabajo?. Me refiero, por supuesto, a una estructura grupal, digamos, de "buena fe". No a aquellas que se crean de forma espuria con el fin de colocar a alguna persona o para ajustarse a las últimas tendencias pero sin el convencimiento de su utilidad o cuando se juega con el tamaño grupal con el fin de entorpecer su funcionamiento sin coste reputacional o razones similares.

No existe en la literatura acuerdo sobre el tamaño óptimo de los grupos. Algunos sugieren que el tamaño ideal se encuentra en torno a 12 componentes, pero otros lo hacen depender de la tarea que realizan. Se afirma que el rendimiento grupal se incrementa con el tamaño del grupo cuando la tarea es aditiva ( el resultado depende de la combinación de los recursos individuales) o disyuntiva (el resultado depende de que al menos uno de sus componentes pueda hacer una tarea), pero disminuye si la tarea es conjuntiva (el resultado depende de las capacidades de todos sus miembros). Se señalan como ventajas de los grupos grandes la mayor disponibilidad de recursos o  la diversidad de sus miembros y como desventajas los problemas de organización y la aparición de lo que se conoce como holgazanería social. En todo caso, el límite entre grupos grandes y pequeños se sitúa en torno a los veinte miembros.



Es, sin duda, la tarea una variable importante para decidir sobre la viabilidad del tamaño del grupo. En materias de crimen organizado es tal el volumen de información que se debe manejar, la cantidad de fuentes y registros que se deben consultar, las múltiples gestiones que se tienen realizar, las actividades operativas que es preciso llevar a cabo (algunas conocidas sentencias reprochan precisamente la ausencia de estas comprobaciones que resultan esenciales para sustanciar la prueba) que la eficacia se resiente seriamente si un grupo lo componen menos de 10 personas y desde mi punto de vista se convierte en claramente testimonial si lo forman 3 o 4 miembros. Hay que pensar que además de la enorme cantidad de información que se genera y que es preciso gestionar es preciso atender los derechos de los funcionarios ( vacaciones, permisos,asuntos propios, embarazos, cursos, procesos selectivos, etc) con lo que con frecuencia un grupo tan reducido queda prácticamente desarticulado, incluso contando con la existencia de grupos de vigilancias específicos y con la colaboración de otros grupos. En su defensa se argumenta que existen y dan resultados, sin embargo no es cierto salvo que se trate de investigaciones en las que se va "a tiro hecho". En el resto se producen errores que posteriormente resultan insubsanables o se prolongan tanto en el tiempo que resultan ineficaces además de producir un enorme desanimo en el personal. También se aduce una cierta ausencia de control del grupo de mayor tamaño, pero un grupo de 10 o 12 personas sólo resulta inmanejable si falta pericia por parte del jefe.

En definitiva, la existencia de nano-grupos no parece justificarse por razones propias de la tarea y cabría preguntarse si esas estructuras están relacionadas con la raquítica persecución de algunos delitos o con la inaguantable duración de algunas instrucciones pues al fin y al cabo no es el juez de instrucción el que investiga sino el que dirige las investigaciones y valora los resultados de las mismas. Hemos articulado una poderosa respuesta legal contra el crimen organizado, pero ¿alguien es tan ingenuo como para creer que el combate finaliza con la aprobación de una ley?.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Otra decepción más

Decía Pirandello que el hombre está siempre dispuesto a negar aquello que no comprende y, efectivamente, hay algunos que no comprenden la importancia de hacer deporte. Lo grave es que aquellos sean precisamente los que se encuentran en puestos de responsabilidad. Donde hay que decidir si fomentar o no fomentar. Hace muchos años que acudo a realizar las pruebas de aptitud deportiva. Son unas pruebas cuya finalidad se supone que es estimular la práctica deportiva en la policía y para ello bareman. Es decir, dan puntuación que sirve para presentarse a los procesos de promoción interna de manera que aquellos que están en disposición de ascender (y son jóvenes) suelen presentarse.



 Yo me presento desde hace años por el simple placer de participar en unas pruebas deportivas entre compañeros y porque creo que hay que dar ejemplo. Para concurrir a ellas, es necesario hacerse un reconocimiento médico anual que se obtiene en los servicios médicos de la policía. Pues bien, este año cuando acudo a estos servicios médicos para someterme al reconocimiento me dicen que tengo que ir antes al cardiólogo. Ante mi estupefacción se excusan diciendo que hay algún compañero que ha muerto haciendo las pruebas y que han decidido que los que quieran hacerlas, no se si a partir de una determinada edad, deben someterse a ese reconocimiento adicional en un cardiólogo particular, es decir ajeno a la policía. Es decir, vas a un servicio médico y te mandan a un cardiólogo. Una traba más. Inaudito. No volveré a presentarme nunca más a estas pruebas que me sirvieron cuando empecé a correr, hace más de treinta años, como estímulo para la práctica deportiva. Otra decisión más en la línea de aquél responsable que comenté hace unas semanas que decía que si los policías querían hacer deporte que se pagaran un gimnasio.

sábado, 5 de abril de 2014

Fue el coche el que arrolló a la moto

Corren malos tiempos para los políticos que son modelo de comportamiento público y privado, los que lo son se ven arrastrados por esa ola, ese tsunami, de indignación, rabia e impotencia que muestra la ciudadanía a todos ellos sin excepción. El ciudadano no entiende que después de los enormes sacrificios que se les pide, situándoles, en muchas ocasiones, al borde de la supervivencia una panda de golfos se esté enriqueciendo ilícitamente a su costa, que se falseen las reglas del juego del mercado, ese mercado que los mismos defienden con fruición, para obtener concesiones públicas que más tardes se encargan de cobrar con creces a través de nuevos fraudes de ley, que se hagan negocios que los enriquecen a ellos y a sus familias gracias a unas sutiles sugerencias que son posibles simplemente por la presión que pueden ejercer por el puesto que ocupan, que se corrompan los procesos que persiguen la igualdad beneficiando a los suyos e impidiendo la concurrencia en igualdad de condiciones del resto de ciudadanos. Y el político honrado, que hace un enorme esfuerzo por ser ejemplar en todas las facetas de su vida, no sólo en sus intervenciones políticas, sino en sus relaciones económicas e incluso en el control que debe imprimir en los propios actos domésticos puesto que por su carácter de persona pública pueden transcender al resto de la ciudadanía, muestra su perplejidad y su tristeza por ese tratamiento injusto que recibe. Llevan razón estos políticos serios porque el ejercicio de la política debe o debería conllevar un nivel de exigencia suplementario ya que sólo poniéndote el primero en la línea del frente puedes conseguir que la tropa te siga.

No parece que haya sido este el caso, de ejemplaridad, en el intranscendente incidente protagonizado por Esperanza Aguirre en la Gran Vía de Madrid. Como todos los que hemos sido sancionados alguna vez sabemos, cuando un agente  te para porque has cometido una infracción lo primero que debes mostrar es tu humildad, reconocer tu error y que sea lo que Dios quiera. Lo que no puedes hacer son reproches a quien está cumpliendo con su obligación ni mediar con ironías que sólo consiguen enturbiar el ambiente. Imaginaos que vas al abogado y le dices ¡qué, forrándote a costa de mis problemas no!, o que vas a un juicio y le dices al juez ¡Usted es cómplice por participar en esta pantomima!, o vas a pedir trabajo y espetas al que te entrevista ¡espero estar a la altura de sus enchufados!. Y si eres un personaje público lo que no puedes hacer es una maniobra dialéctica para transmutarte de autor en víctima. Tampoco parece apropiado que si cometes una infracción seas tú el que decide cuando debe terminar el trámite de obtención de datos y menos si careces de algún documento. Alguien se imagina ante un mostrador de Hacienda diciéndole al funcionario, ¡abrevie que me voy!, o pasando la ITV diciéndole al operario ¡vamos que tengo prisa!. Inconcebible sea o no tu interlocutor policía nacional, guardia civil, policía municipal, agente de movilidad o conductor de autobús. La detención ilegal no tiene nada que ver con eso ni de lejos.
Cuando la conductora dice que el tratamiento que los agentes le dispensan es por ser famosa lo que parece es que efectivamente se sienten condicionados por el personaje pero en sentido contrario al manifestado por ella, porque si alguien después de cometer una infracción intenta ausentarse del lugar por la fuerza, se introduce en el coche, realiza varias maniobras, se lleva por delante una moto y hace caso omiso a las indicaciones de la policía municipal para que pare, con toda seguridad el incidente no acaba de la forma en que terminó el comentado porque no se le permite ni siquiera que se introduzca en el coche y seguramente hubiera  derivado en una detención por atentado o resistencia.


En cuanto a las infracciones la desobediencia se quedará en una falta, los daños de la moto dependerán del valor pero cuando te advierten de que puedes producir unos daños y a pesar de todo realizas la acción la intencionalidad parece estar fuera de toda duda, al menos como dolo eventual y para que exista un delito contra la seguridad vial del 380.1 CP se debe haber puesto en concreto peligró la vida o la integridad física de una persona. El agente dice que se tuvo que retirar para no ser arrollado. Que cada cual extraiga sus conclusiones.
Las manifestaciones posteriores intentando denigrar a los agentes o poniendo en cuestión la legalidad de su actividad, tratando de involucrar a los guardias civiles diciendo que fueron testigos de "todo", o afirmando que el coche fue el que envistió a la moto, como si el coche tuviera vida propia, o peor aún poniendo en cuestión la idoneidad de uno de los agentes por haber sufrido un ataque de ansiedad es de una torpeza sin parangón e invitan a reflexionar sobre la verdadera dimensión de algunas personas. Las alusiones al machismo en esas circunstancias o a que querían hacerse la foto únicamente ponen de manifiesto el verdadero carácter de quién las pronuncia. Y que decir de aquellos/as que afirman que los agentes de movilidad no están habilitados para "retener" a los ciudadanos. ¿Acaso existe un tiempo tasado para la obtención de los datos necesarios para la imposición de una sanción más allá del sentido común?. Y con ello volvemos al inicio. El que decide eso en ningún caso será el autor de la infracción.


Si este tipo de incidentes sirven de algo que sea para aumentar nuestra valoración de esos políticos que en su vida pública y en la privada hacen un gran esfuerzo por ser modelo de comportamiento para los demás y que pasan desapercibidos precisamente porque jamás se ven involucrados en incidentes de estas características.

domingo, 30 de marzo de 2014

Si los policías quieren hacer deporte que se paguen un gimnasio

Esto es lo que dicen que dijo un jefe de división a mediados de los noventa en el curso de un intento de desmantelar el gimnasio de Pío XII, el único medio decente que teníamos en Madrid. Y es que el deporte siempre ha sido, paradójicamente, el patito feo en nuestro Cuerpo. Y digo paradójicamente porque todos podremos convenir que un policía debe estar en forma y para ello se exigen pruebas físicas para ingresar en el Cuerpo y en los procesos de ascenso, así como en el acceso a determinadas Unidades. Si echamos un vistazo atrás, en los últimos treinta años, puedo decir que no hemos mejorado en absoluto, todo lo contrario. Entonces la única vía de promoción del deporte eran las pruebas que se realizaban para el ingreso en Unidades con especiales requerimientos físicos, como el GEO, pero además existía un curso específico de monitor de educación física que hacia el ejército en Toledo y al que teníamos acceso. Este curso desapareció hace años. En cuanto a los lugares donde practicar deporte, en Madrid teníamos, a partir del noventa más o menos, el gimnasio de Pío XII, muy pequeño pero aceptable. Si querías entrenar la cuerda tenías que irte al Cuartel de la Dehesa de la Villa, donde había un gimnasio destartalado en el que era difícil encontrarse a alguien. Y en el acuartelamiento de Moratalaz había otra especie de gimnasio (por llamarlo de alguna manera), que cerraban cuando venía a Madrid alguna UIP de fuera, para instalar sus vestuarios. Eso era todo. Patética situación en una profesión en la que se supone que de vez en cuando hay que darse alguna carrerita, dar alguna patada a una puerta o tirarse al Metro para salvar alguna vida.
 
 
 
Pero es que si miramos la actualidad el panorama es desalentador. No existe ningún curso de monitor de educación física como el mencionado, en Madrid sólo queda el gimnasio de Pío XII (no contamos el diminuto del Centro de Altos Estudios Policiales por su carácter marginal) y en peores condiciones, desde mi punto de vista. En Moratalaz, donde curiosamente se ubica la UIP, han quitado hasta la piscina y las pruebas de aptitud deportiva continúan celebrándose pero carecen de placa que se pueda exhibir en el uniforme como antes (por cierto, encontrarse en ellas algún compañero con una categoría superior a la de subinspector es todo un acontecimiento). Si los de Google ( sí, los de las Google Glass) se asomarán a algún centro policial que concentra a miles de policías y vieran que no existe un lugar para practicar deporte no se que pensarían. Hace unos meses comentaba una compañera que tenía una panda de subordinados que en vez de tomarse el bocadillo a media mañana se iban a correr. Se encontraba confundida y no sabía que actitud tomar porque la panda en cuestión encima eran competentes y cumplían a la perfección con su trabajo y no utilizaban más tiempo en su carrerita que la empleada por los otros en su bocata. No se si para evitar eso no hay gimnasio. Eso si, antes, con vistas a la galería, teníamos a Esparcía y ahora a Cravioto y Pérez.
 
 
 
En fin, así están las cosas. Y lo cierto es que nadie duda de que hay que estimular una vida sana, que el deporte promueve la competencia, reduce las bajas laborales, previene las enfermedades, existe una mayor probabilidad de alcanzar al delincuente que huye, ayuda a formar el carácter y la disciplina, aumenta la autoestima, reduce la tensión y el estrés, disminuye el número de accidentes laborales, reduce la agresividad, fomenta el compañerismo y hasta probablemente es una interesante vía para convertir el conocimiento tácito en explícito pero...algunos de todo esto no se han enterado.

lunes, 3 de marzo de 2014

¿Se debe ascender por concurso oposición a Comisario Principal?

El Sindicato Profesional de Policía que agrupa a la mayor parte de los miembros de la escala superior del Cuerpo se muestra en contra de que se introduzca el concurso oposición (en la actualidad sólo se puede acceder por antigüedad), para el acceso a la categoría de Comisario Principal, máxima en el Cuerpo, aduciendo que la Dirección General lo que pretende es aplicar la teoría de la pecera, es decir, contar con una bolsa de Comisarios afines para poder hacer los nombramientos que más convenga. Lo que subyace en este tipo de argumento es la convicción de la existencia previa de unas oposiciones manipuladas. Si se mantiene únicamente la vía de la antigüedad para el acceso desde Comisario a Comisario Principal no puedo nombrar a Comisarios de mi perfil ideológico para los más altos puestos policiales puesto que el Gobierno o los Gobiernos anteriores, de signo contrario, han manipulado las oposiciones a Comisario nombrando a sus afines. No otra puede ser la interpretación de la negativa a aceptar un sistema en el que coexista la antigüedad con la oposición por dos motivos. El primero porque un sistema de concurso oposición limpio es el único conocido que garantiza los principios que deben presidir los procesos selectivos: la igualdad, la antigüedad, el mérito y la capacidad y en segundo lugar, porque es el sistema que se encuentra recogido para el ascenso a las diferentes escalas y categorías del Cuerpo y en ningún caso se cuestiona. Si las oposiciones a Comisario respondieran a aquellos principios, las posibilidades estadísticas de que existieran en esa pecera Comisarios conservadores serían las mismas de encontrar Comisarios progresistas, quizá incluso con un sesgo en favor de aquellos si damos por bueno eso que afirma Fornet de que la policía es algo más conservadora que la población en general que tiende a situarse en el centro izquierda.
 
 
 
En todo caso, la defensa de la antigüedad para el ascenso, para evitar que el Gobierno de turno manipule los procesos selectivos me recuerda un incidente que viví durante la Expo de Sevilla en el 92. Nos facilitaron unas viviendas con piscina mientras prestábamos servicio, en las proximidades del recinto. La primera noche, hubo unos cuantos que se excedieron en la celebración de bienvenida y a la mañana siguiente, en la piscina se encontraban los cascos de las botellas que habían consumido durante la noche. A los responsables no se les ocurrió otra cosa que cerrar la piscina definitivamente para evitar más altercados. Es como si para evitar los disturbios a que nos tienen acostumbrados los cuatro alborotadores que, en ocasiones, revientan las manifestaciones, prohibiéramos éstas. El hilo argumental es el mismo, como las oposiciones no son limpias, las eliminamos. Eso es una actitud derrotista intolerable. Lo que hay que hacer es reivindicar exámenes plenamente objetivos y un control riguroso y absoluto de todo el procedimiento. De poco sirve nombrar personas ajenas en los tribunales que pueden terminar por constituirse involuntariamente en criterios de cobertura de prácticas inconfesables. Tampoco parece prudente que los miembros del tribunal o su presidente sean los custodios o incluso diseñadores de las preguntas y menos en una oposición en la que examinadores y examinandos a menudo se conocen. Lo que ha podido suceder con la consejera de sanidad extremeña o con los exámenes de neurofisiología en Valencia son un buen motivo para la reflexión. De la limpieza de estos procedimientos depende buena parte de la motivación de los que participan en ellos y del crédito de la institución ante la sociedad. No matemos la ilusión de la juventud.

domingo, 23 de febrero de 2014

La unificación de la policía y de la guardia civil es posible


Lo que hoy es tradición, un día fue novedad. No podemos mantener el modelo policial con dos cuerpos nacionales de seguridad simplemente porque nos encanta ver como ambos cumplen años acudiendo a los fastos orgullosos de pertenecer a Cuerpos milenarios. Menos aún porque representando mentalmente el proceso de fusión del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil algunos intuyan una pérdida de privilegios o estatus. 

 
 Nos encontramos en un momento de creciente malestar por lo que en el CNP se considera una permanente invasión de las competencias que le atribuye la Ley 2/86 de FF. Y CC de Seguridad por parte de la Guardia Civil (http://www.sup.es/sites/default/files/pdf/2684.pdf). Se considera en la policía que ciudades como Madrid en las que son competentes se encuentran llenas de Guardias mientras la delincuencia se incrementa en las zonas rurales en las que la competencia es de la Guardia Civil. Se quejan amargamente y denuncian ante los tribunales a la Guardia Civil por impedir la actuación de los TEDAX de la policía, ante una amenaza de bomba en la embajada francesa en Madrid (http://politica.elpais.com/politica/2013/02/13/actualidad/1360756994_495279.html). Los sindicatos reclaman la actuación del Ministro del Interior para impedir que la Guardia Civil se convierta en interlocutor directo ante Europol cuando el artículo 12.1.f de la LFCSE asigna la competencia para el auxilio a policías de otros países al CNP (http://vozpopuli.com/actualidad/14087-la-policia-denuncia-una-ofensiva-de-la-guardia-civil-para-arrebatarle-competencias).  Se destina a Guardias en las legaciones diplomáticas en el exterior y ante organismos internacionales contraviniendo lo dispuesto en la citada ley. Se produce una extralimitación por parte de la Guardia Civil en lo relacionado con el control de la seguridad privada que el artículo 12.1.g de la LFCSE atribuye al CNP. Surgen problemas competenciales en el control de la seguridad de los aeropuertos. Se reclama la destitución del jefe del gabinete de coordinación y estudios de la SES, órgano de especial importancia  pues controla todas aquellas materias que se deben armonizar en ambos cuerpos (estadística, seguridad ciudadana, formación) y que dirige un teniente coronel de la Guardia Civil (hermano del presidente del Tribunal Constitucional http://www.sup.es/sites/default/files/pdf/Cosido_%20y_ministro.pdf) al que se acusa de falta de equidad.  

 
Y a pesar de todo las relaciones entre policías y guardias civiles me atrevo a afirmar que son, en general, excelentes. ¿Cuál es la razón entonces por la cual haya que unificar los Cuerpos?. Pues por razones de eficacia y eficiencia que resultan, a mi juicio, evidentes. Aquí van algunos ejemplos. En materia de crimen organizado tenemos organismos, como el CICO, que nacieron básicamente para coordinar las actuaciones de ambos Cuerpos http://gccap.bage.es/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=826 que conviven con los propios órganos de coordinación intracorporativos. A estos recursos hay que añadir la representación exterior coincidente de ambos cuerpos en los distintos foros de criminalidad organizada. Cualquier economista se quedaría perplejo con las sinergias y economías de escala que esta clase de organización desaprovecha. 

 
Con la unificación el ahorro y la eficacia resultarían notorios. En materia de policía científica coexisten la comisaría general de seguridad ciudadana en la policía y la unidad de criminalistica en la guardia civil. Ya el programa del PSOE del año 2004 http://www.psoe.es/source-media/000000348500/000000348570.pdf contemplaba la creación de una Agencia Estatal de Policía Científica que no se llegó a concretar, lo cual no es extraño dadas las dificultades que supondría sin una previa unificación de los cuerpos. La fusión de la que algunos abominan por el simple hecho de la distinta evolución en ambos servicios, tendría enormes beneficios, en materia de unificación de registros, de racionalización de recursos y de duplicidades, de nuevo, en la representación exterior y también interior en ese ámbito. Por lo que se refiere a la importante cuestión de los archivos, es verdad que algunos se han aproximado, pero las distintas bases de datos perviven y dificultan las investigaciones. Por muy buenas que sean las relaciones no es lo mismo consultar un dato en línea que solicitarlo. Y que decir en materia de extranjeria, competencia del CNP pero con la guardia civil custodiando las fronteras. Se ha puesto en cuestión estos días la eficacia de las expulsiones con ocasión de los luctuosos sucesos de Ceuta. Sin embargo, el instrumento existe y está regulado en el artículo 58.3.b de ley de extranjeria que permite la devolución de aquellos que pretenden entrar ilegalmente en el país, sin necesidad de incoar expediente de expulsión. http://servicioselectronicos.policia.es:38092/portalCiudadano/extranjeria/pr_devo_extran.HTML
 
Pero la competencia es del CNP al que la guardia civil tiene que hacer entrega de aquellos que sorprenda entrando ilegalmente. No es el único problema que se suscita en relación con los puestos fronterizos pero es lo suficientemente significativo para atisbar los beneficios de una unificación. En el ámbito de la seguridad ciudadana, evitaríamos problemas competenciales como los producidos con la amenaza de bomba en la embajada de Francia en Madrid, se acabaría con la duplicidad de servicios especiales como los TEDAX, la contratación de material se economizaria(vehículos, uniformidad, equipos, medios técnicos). El aprovechamiento de la información en la lucha contraterrorista de distinto signo daría un salto cualitativo.  

 
Estos son, como decía, unos pocos ejemplos pero el impacto positivo de la unificación, en todas y cada una de las áreas policiales, resulta más que evidente. Sólo la orientación a la supervivencia implícita en todas las organizaciones puede justificar el mantenimiento del statu quo. La búsqueda de contrapoderes y la solución a determinadas "ineficiencias" no pueden servir de excusa en cuerpos altamente profesionalizados en el marco de una sociedad democrática.