jueves, 22 de agosto de 2013

Aprende inglés en mil palabras




  Esa es la aspiración de casi todos los españoles que han visto siempre el aprendizaje del inglés como algo menor, que podía uno quitárselo de encima en un par de tardes, que servía sobre todo para aprovechar mejor el verano, pero que han terminado dedicando toda la vida a ese empeño. Y lo peor es que después de tan arduo, aunque intermitente esfuerzo, resulta que no sólo no hemos aprendido inglés sino que además se nos ha olvidado el castellano. Ya lo afirma Richard Vaughan que dice vivir de esos brotes compulsivos por aprender inglés de los españoles que sólo aguantan hasta la primera decepción, es decir, cuando se dan cuenta de que de mil palabras nada.

  Esta especie de frustración colectiva nos ha conducido a llevar a nuestros hijos a colegios bilingües en los que el currículo se imparte al 50% en ambas lenguas y donde se supone que los niños obtienen una capacidad de comunicarse similar en las dos. Nada más lejos de la realidad y de ello parece que nos damos cuenta rápidamente pues, como si fuéramos pilotos de fórmula 1 corrigiendo la frenada en una curva, apuntamos a nuestros hijos a cursos de verano que complementan esa enseñanza del inglés que intuimos insuficiente.

  No contentos con esto y como seguimos sin verlo claro, llegada la adolescencia, combatimos nuestra angustia enviándoles a Inglaterra, Irlanda o Estados Unidos a ver si de una vez por todas son capaces de sorprendernos con una alocución espontánea que nos tranquilice. Este último recurso si parece definitivo y, después de pasar un año académico en el extranjero, sentimos que hemos vencido a la fiera. Sin embargo, se nos queda cierta cara de tontos al contabilizar los recursos que hemos consumido en el empeño. Colegio privado cuyo valor esencial en muchas ocasiones es precisamente su carácter bilingüe, cursos de verano y curso académico en el extranjero, teniendo la impresión de que lo verdaderamente determinante ha sido la inmersión en el país foráneo.



  La cuestión es que pasan los años y el conocimiento del inglés sigue siendo un valor añadido importante a la hora de encontrar un trabajo. Y no es extraño que esto sea así puesto que casi la mitad de la poblacion, el 47,24%, no es capaz de hablar ningún idioma más que el suyo propio, según el ultimo estudio del INE del año 2011, lo cual es grave en un país que recibe a 60 millones de turistas al año.

  Me decía una vecina acostumbrada a las reuniones en el extranjero que los españoles tenemos una gran capacidad de negociación, pero que esa ventaja la perdemos por nuestra falta de destreza en el manejo del inglés. Esta visto que no termina de solucionarse el problema. Pero, ¿es que realmente no tiene solución?. Si la tiene, pero deben ser los poderes públicos los que tomen conciencia de ello y acometan su resolución. De todos es conocida la destreza de los centroeuropeos en el aprendizaje de idiomas y parece atribuirse a su inveterada costumbre de negarse a doblar las películas. ¿Por qué no seguimos el ejemplo?¿es que se teme a algún lobby?. Si hicimos la reconversión industrial porque no hacer esta reconversión. Escuchar inglés es fundamental para su aprendizaje. Es más, yo diría que es lo más importante ,muy por delante del aprendizaje de la gramática y de saber escribirlo.


  En el CNP, al igual supongo que en el resto de la Administración, se programan anualmente multitud de cursos de idiomas. Si excluimos al puñado de privilegiados que son enviados al exterior a seguir algún curso, la propuesta se limita a los cursos "on line" y los presenciales incorporando, eso si, todo tipo de material audiovisual. El gasto debe ser notable y no parece que se obtengan los objetivos que a mi juicio se deben esperar. Puedo certificar que te instalas en un nivel intermedio, es decir, tres o cuatro años después, si ser capaz de entender una conversación media. Las plataformas "on line" ya no son suficientes. El acceso a material didáctico gratuito inunda la "red" y es posible encontrar también con facilidad lo que se conoce como "tándem", es decir, personas que se prestan a un intercambio oral de sus respectivos idiomas, una especie de ósmosis lingüística. Por tanto, no es por ahí por donde debiéramos movernos. Precisamos de innovación . Lo estamos haciendo con la gestión de las cuentas de las redes sociales. Nuestra presencia en twiter es un éxito total por todos reconocido. Ese es el camino a recorrer. Como dice Enrique Dans la cultura de la preservación de la innovación no es sencilla, pero, añado yo ,es posible. Aunque haya que buscar "nómadas", equipos que persiguen la innovación. En cierta forma, esa creo que ha sido la fórmula de twiter. Quizá haya que buscar una fórmula que permita a la vez una intensificación de las relaciones interpoliciales. La inmersión es la clave. En la sociedad actual un estancamiento supone un retroceso.




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