sábado, 10 de agosto de 2013

Auxilio y ayuda humanitaria




Auxilio y ayuda humanitaria

La sociedad de la información necesita héroes públicos. Cuando alguien es víctima de un delito, se produce un accidente de gravedad o tiene lugar una catástrofe con víctimas múltiples, resultan de extremado valor las conductas de aquellas personas que, de manera desinteresada, por un impulso interior de solidaridad humana, prestan su ayuda a las víctimas para minimizar su dolor. La sociedad premia esta ayuda con el reconocimiento espontáneo de todos a los que llegan a poner en peligro su propia vida para salvar a los demás. Que mejor recompensa, que mayor orgullo que sentirse querido y admirado por los demás.




La ausencia de contraprestación, la falta de interés es el elemento que engrandece al comportamiento de ayuda y, también, el que lo hace eficaz. No es un acto pensado, es una especie de acto reflejo y esa rapidez en la respuesta, incompatible con planteamientos en términos de interés, lo convierte en determinante para la seguridad de las víctimas.

Todos estamos obligados como ciudadanos a prestar ayuda a aquellas personas desamparadas que se encuentran en peligro manifiesto y grave, e incluso podemos incurrir en delito si, como prevé el artículo 195 del Código Penal, no lo hacemos si no median riesgos para nuestra propia vida o la de terceros. Ese "Plus" de peligro que convierte el acto de ayuda en voluntario es otro de los elementos principales del auxilio.

La sociedad de la información precisa héroes , hay que ser mediático. Ya lo decía sin decirlo Alfonso Guerra, hay que salir en la foto. Pero la verdadera satisfacción, la paz interior, el sentimiento de que has cumplido con tu deber, sólo se siente en la intimidad y aquí no encuentran hueco las medallas, ni las entrevistas en "prime time".

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